martes, 12 de septiembre de 2017

Dejar en manos de Dios

"Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda." Salmos 37.5

En todos los ámbitos de la vida, pero principalmente en la oración, tenemos la costumbre de decir: "me esfuerzo, me esfuerzo, pero no lo logro". Aunque nos cueste aceptarlo, la razón del fracaso es el esfuerzo propio. La realización no viene de "esforzarse", sino de "dejar en manos de Dios". Cuando más nos "esforzamos" por hacer las cosas, más estamos reforzando lo externo. Cuando dejamos a Dios obrar en y por medio de nosotros, se manifestará la obra del Espíritu y el éxito no demorará.

"¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo?" Génesis 18.14

Si leemos con atención el relato de la Creación, nos daremos cuenta que Dios creó todo cuanto existe mediante su palabra, sin esfuerzo. Dios dijo "hágase" en cada acto de la creación y todo fue hecho. La palabra divina sigue tan viva, creativa y eficaz como en la Creación. El secreto de la realización espiritual continúa siendo el mismo, dejar a Dios ser él mismo y dejarlo actuar por medio de su palabra, sin nuestro esfuerzo. La regla de la Creación es siempre la misma: "dijo Dios: 'hágase...' y fue hecho".

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