martes, 10 de octubre de 2017

Señor, danos un buen concepto de nosotros mismos

"Dios se propuso dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria." Colosenses 1.27

Actualmente se le da mucha relevancia a la autoestima, equiparando ésta a un alto concepto de sí mismo que casi es sinónimo de omnipotencia aunque no tenga el más mínimo asidero real. Lo que en algunos pueda sonar a orgullo presuntuoso, en otros más bien queda como evidente ridiculez. El autodesprecio es tanto o más dañino que la autosuficiencia; es sano tener una confianza humilde y mesurada en nuestras propias capacidades, sin olvidar nunca que éstas son la expresión de Dios en nosotros, y no virtudes propias. Una antigua plegaria escocesa reza: "Señor, danos un buen concepto de nosotros mismos".

"[...] ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación, según los dones que Dios le haya dado junto con la fe." Romanos 12.3

El desprecio de sí mismo no es virtud, es negación del maravilloso y divino don de la la vida. No se debe confundir jamás el autodesprecio (que es una forma de orgullo disfrazado) con la humildad ni con la abnegación. El orgullo, la presunción y la autosuficiencia también llevaran al fracaso y la decepción. Únicamente una clara conciencia de nuestras capacidades, de los dones que Dios nos ha dado por pura gracia, nos darán moderación, sabiduría, y estabilidad espiritual y mental. Por nosotros mismos nada podemos, pero en Cristo somos nuevas creaciones. Pensemos, hablemos, y vivamos en la plena libertad, confianza y fortaleza que nos da el ser hijas e hijos de Dios.

"Yo dije que ustedes son dioses; que todos son hijos del Altísimo." Salmos 82.6

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