viernes, 24 de noviembre de 2017

¿En qué creemos realmente?

"Cuida tu mente más que nada en el mundo, porque ella es fuente de vida." Proverbios 4.23

Independientemente de los discursos piadosos que usemos, lo usual es que consideremos la fe como un simple asentimiento a algunos axiomas religiosos. Pero lo que importa no es lo que decimos o pensamos que creemos, sino aquello que creemos realmente. Las Escrituras afirman de forma abundante que manifestamos aquello que somos en nuestra mente y corazón, lo cual se refiere a la convicción firme, no a un pensamiento formal.


Si realmente queremos conocer lo que creemos basta con observar cómo actuamos. Invariablemente actuaremos de acuerdo a lo que creemos, si bien con frecuencia hablamos de manera diferente. Si nos damos cuenta que en nuestra vida no se manifiestan al menos en germen los frutos del Espíritu, es señal de que deberíamos revisar nuestras creencias. Si nuestras creencias son sólo superficiales o erróneas no serán congruentes con la voluntad divina, que es la plenitud de Vida.

"Y así como sabemos que Dios oye nuestras oraciones, también sabemos que ya tenemos lo que le hemos pedido." 1 Juan 5.15

Afirmemos nuestra fe en la invariable y firme palabra de Dios, cualquier otra fuente será falsa e incapaz de producir en nosotros los frutos de una vida en Cristo. Llenemos nuestra mente y nuestro corazón con las promesas de Dios, fieles y verdaderas, y veremos cómo esa fe nos irá transformando más y más. Actuemos de forma congruente con lo que creemos y los resultados serán sorprendentes. No es nuestra fuerza o nuestra habilidad, sino el poder de Dios obrando eficazmente.

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