viernes, 2 de agosto de 2019

Dios nunca falla

"¡Alabado sea el Señor, que te concedió tener un nieto que te rescatara! ¡Su nombre será celebrado entre los israelitas!" Rut 4.4

Dicen que la paciencia es una virtud rara, sobre todo porque nos resulta difícil ser pacientes para llegar a tener paciencia. Pero los pequeños logros, las señales parciales, con frecuencia nos sirven para aliviar un poco la ansiedad y animarnos a seguir esperando.

Noemí y Rut habían pasado por muchas penurias juntas. Viudas, pobres, sin ninguna posibilidad de salir de su situación. En esas circunstancias Rut se casó con Boaz y tuvo un hijo, y Noemí un nieto para alegrarse. El niño, Obed, sería el abuelo de rey David, de quien vendría el Mesías, Jesucristo, alegría de toda la humanidad.


Es probable que nos desanimemos a veces, que perdamos la paciencia, que desconfiemos del cuidado de Dios. Sin embargo, una y otra vez Dios nos consuela con su amor, nos sostiene con su fuerza, nos guía con su sabiduría. Aunque nuestra paciencia falle, igual podemos alegrarnos, porque Dios nunca falla. "Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!" Filipenses 4.4

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