viernes, 1 de mayo de 2020

Para servir

«Porque ni siquiera el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.» Marcos 10.45

A quien haya leído alguna vez el relato de los evangelios, difícilmente se le habrá escapado que el tema central del anuncio de Jesús era el reino de Dios. La lecciones de historia aprendidas en la escuela nos enseñaron que un reino posee territorio, leyes y súbditos, y es gobernado por un rey con total y absoluta autoridad. ¿Será que el reino de Dios es así?

El reino de los cielos es un reino de perdón, servicio y compasión, o, lo que es lo mismo, un reino de amor. Por eso, al contrario que los reyes mundanos, el rey del reino de Dios se presenta como el siervo de todos. La gloria del "Rey de reyes y Señor de señores" no consiste en ser servido, sino en servir, restaurar, curar y liberar a sus súbditos.


En los reinos del mundo son los súbditos quienes deben dar la vida para proteger al rey y a su reino. En esto también Jesús nos enseña la diferencia del reino de Dios; es él quien da la vida por nosotros. Por Cristo, con él, y en él, "ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es." 1 Juan 3.2

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