La vida de fe es un misterio para gran parte de la humanidad. Es bastante común pensar que es necesario esperar un acto milagroso que produzca la fe en nuestro interior. Esa espera, aunque loable, está destinada al fracaso. Es necesario actuar como si ya se tuviera la fe. Confiar en aquello que deseamos demostrar, y vivir de acuerdo a esa confianza, nos guiará a expresar la verdadera fe. Ese es el camino para el uso correcto de la voluntad.
"Les aseguro que si tienen fe y no dudan, no solamente podrán hacer esto que le hice a la higuera, sino que aun si a este cerro le dicen: “Quítate de ahí y arrójate al mar”, así sucederá." Mateo 21.21
Estas palabras de Jesús reflejan una potencialidad espiritual accesible a todos los seres humanos. Jesús conocía y aplicaba la ley de la fe, y sus afirmaciones no tenían nada de fantasiosas o irrealizables. La capacidad de "mover montañas" pertenece a todos cuantos manifiesten buena voluntad para creer que se puede, y no sólo "los montes se arrojarán al mar", sino que el mundo entero será redimido espiritualmente.
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