domingo, 31 de mayo de 2015

Corona de la Creación

¿Qué es la humanidad? ¿Qué somos, de dónde venimos, cuál es nuestro propósito en el mundo? Las religiones, las filosofías y las ciencias han dado las más variadas y contradictorias respuestas. Pero en lo íntimo nosotros, todos nosotros, sabemos que somos expresiones eternas de Dios. 


Es cierto que, con demasiada frecuencia, nos cuesta reconocer la expresión de la divinidad en nuestra propia vida y la de nuestros semejantes. El infinito potencial humano se ve frustrado una y otra vez. Sin embargo, eso no significa que el potencial no se encuentre allí. Nuestra esencia natural es divina y, por lo tanto, inherentemente buena. 

Si hubo un ser humano que expresó su potencial divino de manera plena, y buscó demostrar a la humanidad cómo expresarlo también, ese fue Jesús de Nazaret. Jesús fue un gran maestro de la verdad universal, pero su enseñanza no tiene significado si no le seguimos en el camino. Jesús es el gran ejemplo de lo que la humanidad es y puede llegar a ser. Nuestro propósito es expresar nuestro potencial divino como fue realizado y demostrado por Jesús. 

"Porque en Dios vivimos, nos movemos y existimos; como también algunos de los poetas de ustedes dijeron: “Somos descendientes de Dios.”" Hechos 17.28

No somos miserables gusanos, ni accidentes en el devenir de la materia. Somos hombres y mujeres creados a imagen y semejanza del Creador. Mientras más despertemos a nuestra naturaleza divina, más se expresará el poder y el amor de Dios plenamente en, y a través de, nuestras vidas.

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