martes, 6 de octubre de 2015

Autodominio

"Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: “No mates, pues el que mate será condenado.” Pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su hermano, será condenado. Al que insulte a su hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravemente a su hermano, se hará merecedor del fuego del infierno." Mateo 5.21-22

La Ley de Moisés ordenaba: “no mates”, pero Jesús nos dice que el deseo de matar, o inclusive sentir animosidad contra nuestro semejante, es suficiente para excluirnos del Reino de los Cielos. Para la gente primitiva, significó un gran paso poder ser persuadida de que simplemente no matar no era el espíritu de la Ley, sino también desarrollar suficiente dominio propio para superar la ira. 


La realización espiritual demanda que la ira, en todas sus manifestaciones, sea superada. Es imposible alcanzar algún progreso espiritual valedero, o manifestar el poder transformador del Espíritu, hasta que nos hayamos liberado del resentimiento y la condenación. Podemos tener la realización o la indignación, cualquiera de los dos, pero nunca ambas.

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