martes, 24 de noviembre de 2015

El pecado, la enfermedad y la muerte

"Uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo atraen y lo seducen. De estos malos deseos nace el pecado; y del pecado, cuando llega a su completo desarrollo, nace la muerte." Santiago 1.14-15

El pecado no es provocado por malos espíritus o fuerzas demoníacas, es el resultado de la ignorancia de la Verdad. El concepto de "pecado" proviene un término griego (ἁμαρτία) aplicado a la arquería que que se traduce usualmente como "fallar al blanco", "error trágico", o "error fatal". Podemos decir que "pecamos" cuando "fallamos en el blanco" de no alcanzar nuestra más alta vocación; cuando no expresamos la imagen de Dios en nosotros.
La enfermedad, y otras dificultades en la vida, aparecen cuando, consciente o inconscientemente, nos alejamos de nuestra armonía con Dios. Es fácil querer quitarnos nuestra responsabilidad recurriendo a espíritus del mal, pero lo cierto es que experimentamos las consecuencias de nuestros propios pensamientos, palabras y acciones.

"Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo, con profundas raíces en él, firmemente basados en él por la fe, como se les enseñó, y dando siempre gracias a Dios." Colosenses 2.6-7

La muerte del cuerpo físico es tan sólo una de las experiencias del desarrollo espiritual del alma humana. La Vida es continuidad, y nunca cesa en realidad. Como seres espirituales que somos, nunca morimos, tan sólo cambiamos de dimensión de existencia.

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