Comparto con cada mujer y hombre
la esencia de la misma familia.
Sólo el nombre separa, el nombre es
una barrera umbrosa que lastima.
Somos de la misma carne y sangre,
y la redención consiste en ver más allá
del nombre la sangre humana, la misma
que es tuya y mía, y de todos.
Morir es temer la muerte,
demonio atávico que duele hasta
que la vida de todo fluye en todos.
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