viernes, 22 de abril de 2016

Un firme cimiento

La casa, y el templo, se han usado muchas veces como símbolo de la vida humana, y sus cimientos como símbolo del espíritu. La primera tarea que debe ser encarada por un hábil constructor es colocar cimientos firmes. Sobre las inestables arenas del desierto es prácticamente imposible construir una casa permanente a falta de una base sólida. Si se desea edificar una estructura duradera, se hace necesario encontrar una base de roca firme.

"Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!" Mateo 7.24-27

Como podemos fácilmente verificar, la roca es uno de los símbolos bíblicos del Cristo, y la lección salta a la vista. El Cristo, la Filiación divina, es el único fundamento sobre el cual podemos erigir el Templo del alma con total seguridad. Nuestra fuerza de voluntad, la autoridad de otras personas, o nuestros recursos personales y materiales son como arena y no pueden proveer sustento a lo eterno. Únicamente si edificamos sobre un firme cimiento de roca, podremos construir nuestro templo y albergar la gloriosa Presencia del Padre.

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