viernes, 16 de junio de 2017

La base sobre la roca

"Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca." Mateo 7.24-25

Jesús fue muy específico en esto; estamos edificados sobre base firme en la roca o no. No hay punto medio: u oímos y hacemos lo que Jesús dice, o no. Si nuestra base es espiritual, cimentada sobre la persona y la palabra de Cristo, estaremos firmes. Si nuestra base es carnal, cimentada sobre nosotros mismos y nuestra sabiduría, caeremos sin duda. 

Ser espiritual no se trata de vestir raro, hablar misteriosamente ni adoptar un aura mística, sino de darle a Dios todo el poder sobre nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestras acciones. Dios es siempre soberano, queramos o no; pero debemos conscientemente saber, reconocer y aceptar su poder sobre nuestra vida, por medio del Espíritu que nos habla a través de su palabra.


Podemos fácilmente constatar si estamos viviendo sobre la roca o sobre la arena. Si la palabra de Dios guía nuestras decisiones; si creemos en el amor infinito de Dios por nosotros; si la oración se hace más que un ritual, una necesidad vital; si comenzamos a ver la presencia de Dios en todas partes, en todas las experiencias, en todas las circunstancias; entonces estamos siendo espirituales, no carnales.

"Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes..." Santiago 4.8

Cuando, por medio de la palabra divina, comprendemos que estamos en un universo ordenado, que Dios está siempre presente y que es su voluntad tener comunión íntima con nosotros, nos damos cuenta que todo es espiritual. Oír y obedecer la palabra de Dios no es un ejercicio religioso, es el secreto de la vida plena. Oír y obedecer la palabra de Dios es la única definición válida de fe. Oír y obedecer la palabra de Dios es poner la base sobre la roca.

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