martes, 27 de junio de 2017

La luz divina

"Envía tu luz y tu verdad, para que ellas me enseñen el camino que lleva a tu santo monte, al lugar donde tú vives." Salmos 43.3

Detrás de cada ser, de cada situación, sean agradables o no, se encuentra la permanente presencia divina. Esto significa que, sin importar las apariencias, la luz divina puede ser percibida en todo tiempo y en cualquier lugar. Con frecuencia, en especial cuando nos toca enfrentar experiencias adversas, tenemos la tendencia a pensar que los problemas no tienen solución. Nos quedamos contemplando las densas nubes de la dificultad, y nos olvidamos que el resplandeciente sol de la presencia de Dios jamás deja de brillar, aunque las tinieblas nos lo oculten momentáneamente.

"Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan." Mateo 13.43

La contemplación nos permite descansar en la presencia de Dios, y recordar que, independientemente de las circunstancias, el Amor y el Poder de Dios siempre permanecen. La oración es el medio que nos posibilita elevarnos por encima de los densos nubarrones de las dificultades y contemplar la resplandeciente y bondadosa luz de Dios.

«Mi espíritu es un grano de mostaza, si su sol lo trasluce, crece igual a Dios, con jubilosa delicia.» - Johannes Angelus Silesius

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