El
el noveno capítulo del libro de Isaías el profeta menciona el
“nombre del niño” y si
comprendemos algo del simbolismo bíblico, percibiremos que en este
punto vamos a aprender algo fundamental, ya que en la Biblia, el
nombre de algo o de alguien es una referencia al carácter o
naturaleza del objeto, lugar o persona mencionada. Un nombre no es
simplemente una etiqueta fortuita, en realidad es una designación
del alma. Isaías da cuatro nombres al Niño divino.
El
primer nombre que el profeta menciona es Maravilloso Consejero. La
palabra maravilloso que aquí se usa requiere una atención
minuciosa. Implica en la Biblia exactamente, y sin medias tintas,
nada menos que un milagro. La Biblia repetidamente menciona que los
milagros pueden ocurrir y que de hecho ocurren.
Al
nacer el Niño divino la conciencia interior, el milagro no se hará
esperar. Eso no significa solamente que habrá más calma frente a
las presentes circunstancias, sino también mayor capacidad de
enfrentar las mismas dificultades, con mayor coraje y mente más
alerta. Esto significa el milagro .
“Jesús los miró y
les dijo: — Para la gente, lograr eso es imposible; pero
para Dios todo es posible.” Mateo 19:26
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