jueves, 20 de noviembre de 2014

Paz con nosotros mismos


Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su viña, o a la sombra de su higuera, porque así Dios lo ha prometido.” Miqueas 4.4


El ritmo de nuestra vida, nuestros anhelos y ansiedades, así como la presión ejercida por la familia y la sociedad, nos llevan a un constante estado de tensión y desasosiego. Eso si no contamos el profundo vacío que percibimos cuando miramos hacia el interior, en las profundidades de nuestro propio corazón.

Agustín un teólogo, pastor y predicador del siglo V dijo: “Nos hiciste, Señor, para Ti; y nuestro corazón anda inquieto, hasta que descanse en Ti”.

En Dios encontramos le verdadera paz, y lo cierto es que no podemos encontrarla fuera de Él. La paz de Dios es mucho más que una sensación de tranquilidad, es el disfrute de bienestar en su presencia. La paz del Señor incluye la salud, la alegría, la armonía y la justicia (todo eso significa la palabra hebrea Shalom).

En Dios encontramos seguridad. Nuestro mundo cada vez más caótico nos deja un sabor desagradable de incerteza y peligro constante. Pero, en el Señor, el temor desaparece para dar lugar a la certeza de la fe. El amor de Dios, como la luz, disipa las tinieblas del miedo, la desconfianza y el rencor.

En Dios encontramos descanso. En unión con el Señor, el afán y la ansiedad desaparecen. Podemos disfrutar de la abundante creación y providencia del Señor. Jesús lo expresó así: Vengan a mí, y yo los haré descansar.” Mateo 11.28

Todos los seres humanos soñamos con poder disfrutar de nuestras vidas. Y Dios desea que así sea. Él no nos creó para que anduviésemos sufrientes o preocupados, sino para que expresásemos su gloria y la plenitud de su vida.

Pero la paz, la seguridad y el descanso no pueden ser encontrados fuera de la comunión personal con el Señor. El único camino para alcanzar paz profunda, auténtica y duradera (¡eterna!) en, y con, nosotros mismos, es estar en una íntima relación con Dios.

“Aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz.” Salmos 34.14

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