Toda persona que
sinceramente aspira a hallar la luz divina en su interior necesita
emprender un método definido de trabajo espiritual, escogiendo las
prácticas que satisfagan mejor su búsqueda y sus expectativas,
siempre sometiéndolas a la prueba de la experiencia. De nada sirve
solamente leer libros, hacer resoluciones, o hablar piadosamente
acerca del asunto.
Escoge un método
definido de trabajo espiritual, practícalo a consciencia cada día,
y persevera en él el tiempo suficiente para darle una razonable
oportunidad de ser efectivo. Es ilusorio pretender tocar el piano
después de tan solo dos o tres intentos, o manejar un vehículo sin
una pequeña práctica preliminar.
Trabaja con un objetivo
concreto, escogiendo de preferencia aquello que te cause una cierta
dificultad. Trabaja en ello firmemente y si no muestras mejora alguna
interna, espera unas cuantas semanas y entonces prueba tu método con
otro problema. Si aún no obtienes resultados, entonces desecha este
método y adopta uno nuevo. Recuerda, siempre hay una salida, una
solución posible. El problema está realmente en encontrar tu propia
forma para resolverlo, no en obtener la liberación de tus
dificultades.
“Les aseguro que,
por ser mis discípulos, mi Padre les dará todo lo que pidan.”
Juan 16.23
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