martes, 8 de diciembre de 2015

Milagros

"Hermanos, quiero que ustedes sepan algo respecto a los dones espirituales [...] Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas. Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece." 1 Corintios 12.1, 7-11

En general, tanto para los adherentes cuanto para los detractores de la religión, la cuestión de los milagros es un punto clave. Sea para afirmar su indiscutible realidad, o para negarla con todo tipo de argumentos, no se concibe una religión sin señales milagrosas. Sin embargo, la definición popular de milagro es más bien equivalente a superchería, haciendo ver a los antagonistas como argumentadores pueriles y a los creyentes como orates.

¿Cuál es la definición de milagro? Es, básicamente, cualquier hecho que produce admiración y que se atribuye a la intervención divina. Dios es todo, lo invisible y lo visible; es Presencia, Inteligencia, y Poder; es todo. Este Uno, que es todo, es Vida Perfecta, Amor Perfecto y Sustancia Perfecta. El ser humano es la expresión individualizada de Dios y es siempre Uno con esta Vida Perfecta, Amor Perfecto y Sustancia Perfecta. Aquello que se suele llamar "milagro" es, en realidad, el resultado lógico de la unidad espiritual con Dios, el Creador de todo Bien.


Jesús entendió y manifestó de forma perfecta su unidad con Dios, con la Vida Universal. Con este conocimiento, con fe absoluta y en unidad con Dios, Jesús realizó a la perfección la verdad para cada situación. La Verdad interna manifestada, produce lo que se conoce como milagro, un hecho que produce admiración y que se atribuye a la intervención divina. Jesús expresó su potencial divino y buscó demostrar a la humanidad cómo expresar el nuestro también.

"Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy a donde está el Padre." Juan 14.12

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