viernes, 25 de diciembre de 2015

Un niño nos ha nacido

La fulgurante verdad se revela en lo pequeño 
y, sin pompa, reúne lo alto y lo bajo.


La imperecedera Luz brilla en el rostro de un niño,
el triunfo del espíritu es la sencillez de la brisa.
Los ángeles del cielo no pueden guardar silencio,
todas las naciones escuchan exultantes,
el mundo se regocija con la buena noticia
y la gloria resplandece en la humildad.

Un tierno infante es la herencia eterna
que por infinitos días garantiza
una eterna alianza de amor:
La Ley del cielos es la la Ley del corazón,
la Luz eterna nace del interior.

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