martes, 22 de marzo de 2016

Predestinados

La azarosa vida de todos los vivientes
parece un sinsentido, una parodia.

Duele no saber por qué o para qué
vivimos, nos movemos y esperamos.

Pero no hay azar para quien sabe que
Somos hijos en el Hijo Eterno.


Antes que los universos fuesen,
éramos anhelos de amor infinito.

El amor es nuestro destino,
nuestra perfección y nuestra santidad.

Todo tiene sentido: Estrellas y piedras,
mares y pájaros, lluvias y humanos.

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