martes, 29 de marzo de 2016

Carne y sangre

Lo que somos y hacemos no es casual.
Un simple paso o el pensamiento es
reflejo de nuestra esencia, somos.


La serpiente astuta que nos engaña
desde las profundidades del abismo.
Dios ha creado al herrero que desde
el corazón aviva el fuego del mal,
fabricando las armas que nos hieren;
el mal es vivir para nosotros mismos.

La serpiente se enrosca, se oculta.
La serpiente habita en la oscuridad 
interna, como un dragón feroz.

Es el sino de nuestra carne y sangre, 
nuestro peregrinar hacia la esencia. 
Hay más que el dolor y el temor, hay luz...
Derrotar la muerte es morir al miedo; 
morir al miedo es matar al diablo
que no es otra cosa que nosotros mismos.

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