martes, 23 de agosto de 2016

Cazador de palabras


No soy un poeta. Sólo soy un cazador de palabras.

Hace muchos años, cuando era niño, mi papá me contó una historia. Él me dijo que el soplo que dio vida a Adán no era simple aliento, sino una palabra. Una palabra que se perdió cuando el hombre dejó de conversar con Dios cada día al caer la tarde.

Esa palabra perdida es la que busco incasablemente. Esa palabra que es, en esencia, silencio. Ese silencio encontrado es la palabra perdida. Por eso atrapo palabras del viento, para devolverlas hechas aliento y libertad.

No soy poeta, sólo un cazador de palabras.

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