martes, 2 de agosto de 2016

Perseverar

Todo aquello en lo que concentramos nuestra atención se manifiesta en nuestra experiencia. Todos hemos tenido la experiencia de ver multiplicado alguna cosa o pensamiento en el cual pusimos nuestro interés. Por ejemplo, cuando empecé a usar anteojos, me pareció que muchísima más gente usaba anteojos de repente. Muchos fallan en concentrarse de manera efectiva porque piensan que la concentración depende de su fuerza de voluntad. Se confunde concentración y atención con presión, pero eso es completamente equivocado.

Concentrarse significa tener enfocada totalmente nuestra atención en Dios. Se trata de aquietar el incesante flujo de pensamientos que se mueven al azar en nuestras mentes. De manera devota y atenta, pero sin tensión, centramos  nuestro pensamiento en una frase o “palabra sagrada”. Por ejemplo, podemos afirmar, “El Padre y yo uno somos”; “Dios es amor”; o cualquier otra Verdad que nos ayude concentrarnos quietamente.

"Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti." Isaías 26.3

Lo importante es recordar, una y otra vez, que la concentración nunca es forzada o tensa. Es un estado que nace naturalmente de estar profundamente conscientes y agradecidos de la presencia Dios. El tiempo que pasamos en concentración profunda, nos permite abrirnos y hacernos más receptivos a la “apacible voz del Espíritu”.

La única forma de progresar es la práctica. Es aconsejable iniciar lentamente, sin ansiedad, concentrándonos en un sólo aspecto de nuestra vida espiritual, y en poco tiempo veremos cómo progresamos. En el silencio descubrimos nuestra unidad con Dios. De este descubrimiento nace una profunda sensación de alegría y gratitud, la cual no nos dejará sin fruto.

..."el que siga firme hasta el fin, se salvará." Mateo 24.13

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la reflexion,hoy en dia hay tantas cosas que distraen y sin darnos cuenta, nuestra concentracion queda desenfocada de DIOS, Shalom!

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