viernes, 12 de agosto de 2016

Nombre eterno


Semejantes a las chispas que
brotan del carbón ardiente,
nos apagamos en el espacio
por el que vagamos solos.

Antes de que los días existiesen,
todos estábamos sumergidos
en el nombre eterno compartido
por cada hija e hijo en el Hijo.

No estamos sueltos ni desnudos.
Estamos revestidos con la luz
que comparte el Hijo único.

No somos chispas fugaces,
sino soles resplandecientes
en nuestro inmenso interior.

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