viernes, 31 de marzo de 2017

Pasado [fragmentos]

El mundo luminoso, el Templo sagrado, y mi corazón
son sagrario de tu espíritu, no mercados ni burdeles.

Se pierde muy fácil quien ignora el mapa eterno,
el dueño del campo no nos ha dejado a ciegas.

No todo lo que brilla es oro, mostrarse puede engañar.
Lo que importa es lo de adentro, el valor está en el corazón.

Cuando la conciencia se apaga, todo es lo mismo,
y el amor se va apagando como la débil llama de una vela.

Confiar en la propia riqueza es necio, inestable,
todo cuanto tenemos puede ser quitado sin aviso.

Aunque me sienta caido, pobre y desterrado;
la luz de otro me levanta y me hace resplandecer.

En esta soledad y este desierto, seco, ardiente,
me pregunto por qué te fuiste y me dejaste solo.

Esa soledad es nada, un espejismo doloroso.
Fuiste delante de mí a prepararme un oasis.

Vino un hombre, conocedor del desierto,
ofreciendo cambiar al pasar por el agua.

Y al verme postrado, me miraste compasivo,
tu perdón afirmó mis pies, y me levanté.



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