sábado, 6 de septiembre de 2014

Surfeando en la Cresta de la Nada

Me gustan los deportes extremos. No sé si es por la atracción del peligro, por su cercanía con el poder de la naturaleza en su estado puro, por ambos, o tal vez por una cierta dosis de loca temeridad. También me fascina la reflexión teológica, y supongo que sea por las mismas razones.
 

 
Hace ya algunos años publicaba un librito, con más pretensiones que cualidades, llamado "En la cresta de la Nada". En ese brevísimo poemario quise expresar mi total perplejidad ante el misterio divino, no como desesperación, sino como asombro frente a lo insondable.
 
Así, fascinado por el peligro, la cercanía del misterio poderoso escondido en todo lo que es, y con loca temeridad, me aventuro cada día en la meditación de la profunidad de Dios en mi propia vida y en la vida de todo el Universo. Tan pequeño, minúsculo, surfeando y disfrutando del viaje en la Cresta de la Nada.


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